EL BUEN TRATO TANTO EN EL ÁMBITO
LABORAL COMO PROFESIONAL MEJORA SU DESEMPEÑO DE LOS TRABAJADORES QUE LABORAN EN
UNA DETERMINA EMPRESA.
Generar un buen ambiente de trabajo es hoy para las
compañías algo tan valioso como la facturación o la estrategia de marketing. Se
trata de un problema de gestión, ya que muchas veces los altos niveles
jerárquicos simplemente no saben cómo tratar y motivas a sus empleados.
El principal problema que tiene las empresas está
centrado en las relaciones
interpersonales.
Un gerente que tome buenas decisiones, pero que
tenga situaciones de conflicto entre su equipo de trabajo, no puede jactarse de
una buena administración. A corto o a largo plazo, estos conflictos impactarán
negativamente en los resultados de la empresa.
Por lo tanto, para llevar a cabo una administración
exitosa se deben observar algunos principios fundamentales: respeto,
tolerancia, disposición y motivación.
Respeto: es
el principal ingrediente en el desarrollo de relaciones interpersonales
exitosas. La palabra de un directivo tiene que tener valor para un empleado; lo
que se dice, se cumple. Tanto en el premio como en el castigo. Cuando la
palabra de un gerente tiene valor, no solo consigue respeto, sino que genera un
clima de confianza. Reconocer los errores e intentar enmendarlos también es una
manifestación de respeto.
Tolerancia: es
necesario aceptar la riqueza de la diversidad; todos somos diferentes; los
empleados no son máquinas; cuando se contrata personal debe existir la
convicción de que esas personas van a contribuir al mejor desempeño de la
empresa. Escuchar las opiniones de los puede ayudar a encontrar nuevas ideas.
Cuando el empleado siente que es tratado como una máquina, reacciona en forma
negativa y no solo se resienten las relaciones, sino que se resiente también el
desempeño. También hay que saber esperar los tiempos de cada persona; no todos
los empleados vana a rendir un 100% desde el primer momento. Ser tolerante
significa saber esperar los tiempos de adaptación y acomodación de cada uno,
para logar la mayor integración y compromiso y, por ende, mejores resultados.
Disposición: evitar
las actitudes de omnipotencia y de sentirse como “un ser superior”. Tener
disposición significa que el empleado siente que puede hablar con su jefe. No
necesariamente hay que realizar esta práctica diariamente, pero es importante
que se haga esporádicamente. El empleado debe sentir que es escuchado y tomado
en cuenta.
Motivación: es uno de los principales factores para lograr la
fidelización y la lealtad hacia la empresa. Un empleado motivado no solo está
comprometido con su trabajo, sino también con los valores y la filosofía de la
empresa.
Lograr la fidelización a través del buen trato
Para el consultor estadounidense Leigh Branham, una
de las causas de los altos índices de rotación que tienen las empresas en la
actualidad se debe a que los empleados jóvenes no creen en la lealtad hacia la
empresa. “Los jóvenes de hoy, que vieron cómo despedían a sus padres luego de
años de sacrificio, no creen que exista algo así como la lealtad, afirmó
Branham en una entrevista publicada por el diario Clarín, en la República
Argentina.
Pero para este consultor, este no es el único motivo
que explica el cambio. También existe una “escasez de talentos”, que afecta especialmente
a los países del Primer Mundo debido al progresivo envejecimiento de la
población y el desfasaje existente entre los empleados mayores y las nuevas
necesidades de formación y capacitación que surgen de los altos niveles de
tecnificación de las empresas.
Entre el resentimiento de los más jóvenes y la falta
de adecuación técnica y tecnológica de los mayores, las empresas tienen otro
problema con sus recursos humanos. Para Branham, el problema central no está en
que se queden o en que se capaciten, sino en que se comprometan. En realidad,
el verdadero problema es que los niveles gerenciales no se han dado cuenta
todavía que tratar bien a la gente es una forma de lograr mayores resultados.
Branham propone algunos pilares básicos para el buen
trato hacia los empleados: darle una tarea que concuerde con sus expectativas,
evitarle el estrés y hacer que se sienta atendido. Por supuesto que eso demanda
un esfuerzo extra por parte de los niveles gerenciales, pero es importante
determinar cuáles son los empleados que merecen que se haga ese esfuerzo. Solo
algunos tienen el potencial de convertirse en buenos empleados, y hacia ellos
hay que apuntar las iniciativas. Existe otra franja de empleados “activamente
no – comprometidos” que solo representan un problema. De acuerdo a este
consultor, lo mejor en esos casos es dejar que el empleado se vaya.
Pero en la mayoría de los casos, solo se trata de un
error gerencial de motivación adecuada. Es responsabilidad de un gerente
corregir los problemas de desempeño, pero esto exige esfuerzo y confrontación,
y no todos los gerentes están dispuestos a ello. Un gerente debe tener “valor
emocional para confrontar”. Pero la filosofía imperante entre los altos mandos
es que la gente es reemplazable, es decir, no es importante y se puede
encontrar a otro.
Conclusiones
Para que una empresa pueda considerarse como
exitosa, no basta sólo con tener elevados niveles de venta o desarrollo sino
hay que buscar equipos bien integrados. En un ambiente de cordialidad y
respeto, el trabajo puede ser visto como un modo de vida y no como una
obligación. Finalmente, los resultados positivos serán tanto para la
organización como para las personas.
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